sábado, 14 de enero de 2012

Cómo hacer los ejercicios


En este blog propongo ejercicios que suelo realizar en los cursos y talleres que imparto.

Saber realizar un ejercicio, no es la solución a un defecto, carencia o error en tu forma de hablar ante un micrófono. Sólo la práctica continua, la constancia y la dedicación, te permitirán alcanzar considerables mejoras en tu locución.

Yo propongo ejercicios con los que se consiguen logros. De ti depende llegar a alcanzarlos.

Por ejemplo, si tu problema es que no vocalizas, te puedo enseñar el mejor ejercicio del mundo para corregirlo pero, si no lo practicas asiduamente seguirás sin vocalizar por muchos cursos o talleres que hagas.

Para corregir un defecto o una carencia, lo primero que debemos hacer es saber cuál es nuestro problema y reconocerlo, segundo encontrar la solución y tercero llevarla a la práctica.

Es imprescindible disponer en nuestra casa de un soporte para grabarnos y escucharnos. No ha de ser el mejor del mercado pero se recomienda que tenga un mínimo de calidad. Si lo puedes hacer en tu ordenador mucho mejor, porque así podrás guardar los ejercicios y valorar tus avances.
Conviene disponer de una habitación donde tener intimidad porque habrá ejercicios en los que tendrás que interpretar, cantar o gritar y si lo haces delante de alguien,… vamos, que podría pensar cualquier cosa rara de ti.


Es fundamental no limitar tus capacidades. Si tienes que imitar a un personaje porque lo dice el guión, si tienes que simular que lloras, si tienes que gritar, cantar, silabear, tararear, hacer escalas, etc., hazlo sin miedo, no te cortes. Esto es un banco de pruebas, un entrenamiento, estás tú solo encerrado en una habitación. No te pongas límites. Estamos acostumbrados a movernos entre unos segmentos fijados por un lado, por la vergüenza y el miedo al ridículo y por otro por la educación y el qué dirán. Si somos comunicadores, hemos de utilizar todas las “armas” que tenemos a nuestra disposición y es probable que muchas de ellas ni siquiera sepamos que las tenemos. Si es así, ha llegado el momento de descubrirlas. Arriesga, e incluso, antes de quedarte corto, exagera.

Es muy importante ser autocrítico porque si no, será imposible conseguir logros. Si hay alguien cerca de ti en quien confíes, esposo/a, novio/a, madre, padre, abuelos, etc., pero que sea crítico y no adulador, además de disponer de paciencia infinita, ponle tus grabaciones para que te dé su opinión.

Por último. Yo nunca, salvo excepciones matizadas, grabaré un ejercicio. Te explicaré cómo se hace, pero debes de ser tú quien decida cómo realizarlo. Si yo grabo un ejercicio de una forma determinada, bien, mal o regular, sin quererlo me vas a imitar porque vas a intentar seguir un modelo y eso es contrario a lo que yo defiendo: Debes de ser tú, con tu forma de hacer las cosas, con tu manera natural de comunicarte, con tu carácter, tu impronta personal y única, quien se enfrente a cada ejercicio sin condicionantes externos.

A partir de ahí, sí podré ayudarte en mejorar y en alcanzar los objetivos.

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