viernes, 30 de marzo de 2012

Los errores lingüísticos

Normalmente no hablo del contenido de los mensajes, porque me he especializado en cómo emitirlos y no en cómo crearlos. Bastante tengo con crear los míos. Pero sí me veo en la necesidad de escribir algo sobre la cantidad de errores que nos acompañan habitualmente a los profesionales del micrófono. En algunas ocasiones he comentado que a un comunicador hay que exigirle un mínimo nivel cultural, una mínima formación académica para no darle patadas al diccionario y a las normas lingüísticas un día sí y otro también.
Yo también cometo errores, pero en mi defensa diré que trato de combatirlos y que procuro no arriesgarme.

Habría que redactar un listado de normas para comunicadores, sobre todo si su nivel cultural despierta sospechas:
- Utiliza un lenguaje sencillo. No te compliques la vida
- Nunca utilices palabras o frases que jamás dirías en tu lenguaje cotidiano. ¡NUNCA¡ Porque en muchos casos significan algo distinto a lo que crees.
- Si quieres utilizar una "palabra nueva", primero búscala en el diccionario y asegúrate de lo que quiere decir.
- No copies expresiones de los demás. El hecho de que las escuches habitualmente no quiere decir que sean correctas. Sólo reflejan el nivel actual de nuestros medios.
- Cuidado con los sinónimos. Para los de nivel cultural raspadito, son enemigos peligrosísimos. Hace poco escuche "detonación agrícola" como sinónimo de "explotación agrícola". A menos que quisieran volar por los aires las patatas...
- Nadie obliga en el periodismo deportivo a utilizar palabras que jamás diríamos en la calle o ni siquiera en la redacción con los compañeros.
- Muchos políticos dicen barbaridades para “enriquecer” sus exposiciones. ¡No los imites! Deja que sean responsables de sus meteduras de pata y no seas cómplice.
- Estudia. Exígete. Si eres consciente de que tienes carencias lingüísticas o de vocabulario, sigue formándote. Es tu deber. Hay webs y blogs muy recomendables que te pueden ayudar como www.retoricas.com u otras.

Son tantos los errores que, en la radio, se han creado programas semanales (Unidad de vigilancia / Cadena SER), e incluso secciones diarias (Esto me suena / RNE)

- No se puede decir “tachó de buenas, las declaraciones de Diego Valderas…”
Las construcciones tildar de y tachar de tienen el significado de 'atribuir a alguien o a algo una característica o cualidad negativa', por lo que siempre deben utilizarse en este sentido. El uso correcto sería “Calificó de buenas…"
- No se debe decir "Pepita la que fuera Alcaldesa de Villarábanos..." “La que fuera” es una construcción arcaizante que jamás usaríamos en nuestro lenguaje cotidiano y según los lingüistas, el uso del imperfecto del subjuntivo no pertenece a la norma moderna del español. El uso correcto sería "Pepita, que fue alcaldesa"… (o Pepita, exalcaldesa, o Pepita, antigua alcaldesa).
- No se puede decir “Escucharme u oírme” o “escuchar u oír” cuando nos dirigimos a la segunda persona del plural (vosotros). El uso correcto sería “Escuchadme u oídme” o “escuchad u oíd”.
- No se pueden decir expresiones como “muy muerto, muy único, muy increíble, más álgido, muy o poco embarazada. O se está muerto o embarazada o no se está. Muerto, increible, único, etc., son términos absolutos y no soportan adverbio previo alguno.
- No se puede decir “ajusticiar” como sinónimo de “juzgar”. Ajusticiar es dar muerte al reo.
- No se puede decir “Rajoy ha cesado al ministro Pepito Pérez…”. No se puede cesar a nadie, se le destituye. Cesar significa terminar, acabar o dejar de hacer algo, pero no separar a alguien del cargo que ejerce. Pepito Pérez puede cesar en su cargo de ministro y Rajoy puede destituir al señor Pérez.
- No se puede decir preveer o preveyó. Lo correcto es prever o previó.
- No se puede, no se debe, ... la lista sería interminable. Los comunicadores tenemos el deber de defender nuestro lenguaje. El oyente o espectador nos ve como un espejo en el que fijarse. Si nuestra forma de comunicarnos es deficiente, flaco favor le estaremos haciendo a la sociedad. Un correcto uso del lenguaje aporta credibilidad, transmite confianza, sea cual sea el contenido del mensaje. Lo contrario es tirar piedras contra nuestro tejado.


No se trata de utilizar un lenguaje de un nivel académico altísimo, ni mucho menos. Hemos de utilizar un lenguaje muy sencillo que llegue a un público lo más numeroso posible. Si hablamos con un vocabulario al nivel de catedráticos de literatura, sólo nos entenderán las personas que tengan esa formación. Se trata de que nos escuche el mayor número de personas posible. Por eso, hemos de exigirnos utilizar un lenguaje sencillo que sirva tanto para oyentes o espectadores con una nula formación como para el catedrático antes mencionado. Para mí es un gravísimo error permitir que un tertuliano resabiado utilice términos y expresiones que sólo entiende él y algunos de los que están con él. Y lo peor es cuando algún presente le responde con algo más selectivo como en una lucha de "a ver quien la tiene más grande". ¡Ojo! Estos listillos, supuestamente muy formados, también dicen "burradas" en su afán de destacar.


Nos empeñamos en complicarnos la vida cuando todo es más sencillo. Hablemos claro, como lo hacemos en la vida cotidiana pero con la corrección y el respeto que merece la audiencia. Mejoremos nuestra forma de hablar ante el micro porque así también mejoraremos nuestra comunicación cotidiana, pero no arriesguemos con elementos que no tenemos dominados. Las pruebas, como se dice por ahí, con gaseosa.

jueves, 22 de marzo de 2012

El acento

Recuerdo que cuando llegué a Madrid a trabajar, en la desaparecida Radio Minuto, las primeras palabras que me dirigió el director de la emisora fueron “¿Y a ti no se te notará el acento andaluz no?” Mi respuesta fue inmediata y tajante: “Por supuesto que no”, le dije. Cualquier otra respuesta me hubiese devuelto a mi tierra. Era el año 1986 y, afortunadamente, las cosas han cambiado mucho desde entonces.

Antiguamente los locutores tenían prohibido dejar notar su acento en antena. Podías tener un pronunciadísimo acento catalán, gallego o andaluz, pero cuando abrían el micro desaparecía por arte de magia y se convertía en absolutamente neutro. Pero no sólo los locutores, cualquier persona que hablaba en público, utilizaba el acento neutro como condición obligatoria.

Aún en la década de los ochenta era normal escuchar a un locutor, por ejemplo de una emisora de Granada, hablar con un correcto acento neutro en antena y cuando cerraban el micro se dirigía a sus compañeros de esta guisa: ¿”Niño, noh vamo a tomá unah cañita an ca Curro”?

Los locutores desarrollaban una extraña habilidad para hacer desaparecer su acento en antena y recuperarlo en su vida fuera del micro. Aún en esa época era impensable escuchar a un locutor con acento andaluz hablando por una emisión nacional. Lo sorprendente es que tampoco en Andalucía se escuchaban locutores con acento local. Conclusión: para ser locutor había que hablar sin acento porque así se había acostumbrado a la audiencia.

Con la llegada de las emisoras autonómicas y, posteriormente de las municipales, todo empezó a cambiar. Los gobiernos regionales empezaron a potenciar el uso de las lenguas de cada zona y a recuperar el acento propio en antena. Comenzó a emitirse en gallego, catalán, valenciano y euskera y empezaron a sonar los diversos acentos en las emisoras de Andalucía, Asturias, Cantabria y de otras regiones. Costó lo suyo. Incluso recuerdo el caso paradójico de Canal Sur donde había locutores que procedían de la “escuela del acento neutro” que obligados a hablar con acento andaluz en antena, al no estar acostumbrados, usaban un acento inventado y artificial para hablar por el micro.

Hoy estamos acostumbrados a escuchar a cualquier persona que habla en público (político, orador, locutor, tertulianos, etc.) mostrar su acento sin temor a la reacción negativa de la audiencia.

Ya no nos sorprende que el conductor de un programa nacional con acento catalán, dé paso a un compañero en la unidad móvil con acento canario y hable con tertulianos con acento gallego. E incluso lo normal es escuchar en las emisoras locales los acentos autóctonos mezclados con acentos neutros.

Si en este blog dejo claro que defiendo la naturalidad, el “ser uno mismo”, no puedo estar en contra del acento ante el micrófono. Pero defiendo la naturalidad al igual que la corrección. El locutor debe expresarse respetando las normas lingüísticas independientemente de su procedencia.

Escuché hace unos años en Cádiz (Ciudad que adoro y a la que voy cada vez que puedo) a unos niños en el Barrio de La Caleta decir lo siguiente: ¡¡“Quiyoooo, se venéi a se quedéi”!!. La “traducción” sería: “Quiyos”, os venís u os quedáis. Defiendo en la locución profesional la entonación, la “melodía” autóctona que conlleva un acento, pero estoy en contra de camuflar errores gramaticales como “características de un acento”: Si un participio acaba en “ado” o en “ido” se debe de pronunciar como “ado” o “ido” y nunca “ao” o “io”. Si una palabra está en plural, se debe de pronunciar la “s” final, Si una frase incluye un verbo en pretérito pluscuamperfecto (ej.: hubiera leído), nunca lo podemos sustituir por el condicional (habría leído) o viceversa, etc.
Pero, a pesar de todo, las cosas no están tan claras:
¿Cuál es el acento idóneo para un comunicador audiovisual?
En la comunicación oral no leída, creo que debe de ser suave. Que se aprecie en la musicalidad de tu entonación tu procedencia pero respetando las normas lingüísticas del idioma. Pero si en la locución no leída a veces resulta inevitable algún deje autóctono, en la lectura el acento debe de ser prácticamente neutro, puesto que nuestra obligación es pronunciar correctamente las palabras, cada uno de los fonemas de un texto.
En un mundo cada vez más globalizado los medios de comunicación, por medio de internet, llegan a todos los rincones del globo y cuentan con oyentes de múltiples procedencias. Usar un acento cerrado, puede dificultar la recepción clara de un mensaje. Cuanto más amplia sea tu audiencia, más suave debe de ser el acento.
¿Tener un marcado acento, limita al comunicador?
Va a depender del tipo de trabajo que desempeñes, pero si pretendes trabajar fuera de tu región deberías desarrollar tu capacidad de comunicarte con acento neutro. Por ejemplo: La locución publicitaria, en la mayoría de los casos no entiende de acentos o es impensable un actor de doblaje con un acento regional.

lunes, 19 de marzo de 2012

Comienza el curso COMUNICACIÓN EFICAZ

Por fin hoy comenzamos el curso COMUNICACIÓN EFICAZ. "La naturalidad como base de la locución audiovisual". Después de tanto tiempo de profesión va a ser mi primera experiencia como docente online.
Me he propuesto aportar mi granito de arena para ayudar a elevar el nivel de nuestra amada profesión de comunicadores orales. Lo he afirmado en otras ocasiones, FALTA FORMACIÓN. Son muchos los locutores que podrían dar un espectacular salto de calidad si recibiesen la formación adecuada. Y estoy convencido de que la mejor herramienta para comunicar por un micrófono es ser uno mismo, sin artificialidades. Paradójicamente lo habitual es dejarse llevar y convertirse en un comunicador artificial.
Haz la prueba. Grábate y escucha la grabación con objetividad. Olvídate de tu ego, es el peor consejero que puedes tener. Analízate como si fueras otra persona. ¿Cómo te oyes? ¿Te convence cómo lo haces? Pide opinión a alguien en quien confíes pero que no sea adulador ni compañero de profesión. Alguien que, como oyente, opine con franqueza.
Y hazte otra pregunta, en la forma de comunicar, de hablar ante el micrófono ¿Qué diferencias hay entre un/a locutor/a de categoría nacional de reconocido prestigio y tú?
¿Qué crees que te falta para llegar a su nivel?
Mucho menos de lo que crees. Lo primero, estar dispuesto a mejorar
Hoy empezamos con un grupo de compañeros dispuestos a mejorar. Dentro de poco, haré otra propuesta formativa. Informaremos en el blog.

martes, 13 de marzo de 2012

Palabras difíciles. Ejercicio 5

En cualquier texto nos podemos encontrar palabras que nos pueden plantear problemas a la hora de pronunciarlas. Por ejemplo Hierosolimitano. ¿Cómo “hacerles frente”?

Si conseguimos superar ese orgullo que nos animaría a leerlas con velocidad para demostrar lo buenos que somos y que en la mayoría de los casos nos hará pasar por un ridículo del que somos los únicos responsables, deberíamos repasar LAS RECOMENDACIONES PREVIAS I, II y III expuestas en este mismo blog.

Si hemos leído previamente el texto al que nos vamos a enfrentar, habremos localizado la palabra de difícil pronunciación. Si hemos hecho caso a los consejos, habremos indagado hasta saber qué significa y la habremos leído en voz alta hasta familiarizarnos con ella. Es decir, habremos reducido al mínimo, los riesgos a equivocarnos.

Pero si aún tienes dudas, la forma más segura y eficaz de leer una palabra de especial dificultad es con toda la lentitud que consideres necesaria. Independientemente de la velocidad que le estés imprimiendo a tu lectura, cuando llegues a la palabreja en cuestión, frénate y léela despacio, todo lo despacio que necesites para no equivocarte (eje.: hi - e - ro - so - li - mi – ta – no).

Esto no es sólo para evitar tu error. Recuerda lo que he comentado en otras ocasiones: Como comunicador tu función es la de transmitir un mensaje con la máxima claridad posible para que el receptor lo entienda con total facilidad. El oyente agradecerá que le silabees una palabra o que se la digas muy lentamente porque así, la entenderá sin dificultad. Por el contrario si eres capaz de leerla con velocidad, es probable que “hayas superado la prueba de lectura” pero seguramente el oyente no habrá tenido tiempo de asimilar una palabra con la que no está familiarizado y no la habrá entendido. Resumiendo, te podrás sentir muy orgulloso de tu velocidad lectora pero habrás fracasado como comunicador porque el oyente no te habrá entendido.

Pero si a pesar de estos consejos, en alguna ocasión se te atraviesa una palabra (Ejemplo: Hieroseli, esto… Hierolisi…, quiero decir heriosolimi… ¡¡Socorroooo!!). Ten calma. El oyente en estos casos es muy comprensivo y se pone en tu lugar. Frena, coge aire y lee la palabra sílaba a sílaba (Ej.: Hi-e-ro-so-li-mi-ta-no), haz incluso algún comentario del tipo “vaya palabrita”. Habrás conseguido la comprensión y la complicidad del oyente.

Por último, todo esto me ha hecho recordar que en una Consejería de Educación de una comunidad autónoma, presentan como algo prioritario el fomento de la velocidad en la lectura de los niños escolarizados. Hacen campañas y premian a los más veloces.

Esto me hace plantearme varias cuestiones:
¿Para qué narices le sirve a un niño leer con rapidez?
¿Alguien le ha preguntado al niño si se ha enterado de lo que dice?
¿El Consejero en cuestión tiene algún trauma infantil que quiere superar con esto?

Echadle un vistazo al apartado de ejercicios. Os he dejado un listado de palabras difíciles para que practiquéis (Ejercicio 5)




viernes, 9 de marzo de 2012

jueves, 1 de marzo de 2012

Servicios de locución y audio

Te ofrezco mis servicios como locutor y como técnico de sonido para todo tipo de trabajos donde la voz o el sonido sean necesarios Dispongo de un estudio propio con la última tecnología. En la web www.angelbernardi.com tienes más información y algunas demos. Si necesitas realizar algún trabajo, coméntamelo. Seguro que llegaremos a un acuerdo.